Presos sin rejas

Ateridos son presos de intolerancia,
esposados por los verdugos,
repatriados por la codicia.
Cuando no silenciadas sus almas
en frios barrotes de la ignorancia,
la mentira, el engaño
y la pasividad de aquellos que absorven.
Frialdad en sus pensamientos
y bajeza del espíritu humano.

Su andar ya languidecido
perdió toda la esperanza,
en aquel astillado espejismo
de insensible puñalada,
que nos puso entre barrotes
que no cicatrizan nada.

La muerte acecha tras estos muros,
bordados de espinas y escarcha.
Torturas por ser migrante.
¿Donde llega la deshonra?

Difícil pensar,
difícil cruzar;
difícil pensar en cruzar
esta línea tan mezquina,
esta línea ya cruzada;
soga de los poderosos
que no representan nada,
más que al dinero y sus pestes,
la ignorancia y a unas gentes:
verdugos del alma humana

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